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El Ángel Negro

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"... la felicidad comprada es una alucinación en la que sólo cabe suponer que es cierta."   El Ángel Negro Por Daniel Rubio.          Sentirse mal es irremediable en algunos momentos, puede que sea algo parecido a la redención, de otro modo, no lo entiendo. Es un estado en el que tu mente no actúa, sino simplemente se dedica a funcionar en modo autómata; no sientes nada más allá de ese vacío interior que te carcome por dentro y oscurece tu vida por fuera; una fuerza que impide que seas capaz de observar qué hay, o qué tienes, a tu alrededor y provoca que de ningún modo tus movimientos sean más rápidos a tus pensamientos.           Y al final, te das cuenta de que todo eso no importa, pues la realidad es muy diferente de como la percibimos. Dudo, siquiera, que exista algo real hoy día, cuando le damos más importancia a lo más superfluo y dejamos a un lado lo que podría ser intere...

Callejón con salida

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Por Daniel Rubio La ilusión no debería perderse, pero por desgracia se esfuma al primer chasquido de la mañana. Es como un ente posible de ver, e imposible de tocar u oler. Es así, simplemente se esfuma. La noche era tranquila; todo lo tranquila que puede ser cualquier noche de verano con una verbena en la ventana de tu habitación.  Y mientras el whisky calentaba la sangre de Sofía y embriagaba sus pensamientos, ella caminaba entre sórdidas calles mentales, evitando esquinas donde no le apeteciera girar la cabeza para no ver lo que había al fondo de la calle, algo conocido por ella. Sofía era una mujer fuerte en apariencia, pero espíritu de mantequilla. Vuelve una y otra vez al día maldito: la fecha en que un malnacido le arrancó la ilusión que por aquel entonces sí era palpable y no un simple nicho con flores añejas. Piensa. Recuerda. Así noche tras noche, aunque esta vez ya no es igual. El juzgado,...

Selección natural

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          "... yo tengo algo más con lo que ese inútil no sería capaz ni de soñar: Inteligencia."   Selección natural Por Daniel Rubio             La miro y me dan nauseas. Es la mujer más bella que he visto en semanas; rebosa vida por cada poro de su piel, pero cuando habla y se muestra al mundo deja en evidencia los miles de años de evolución en el ser humano. Lo mismo me ocurre con él, un hombre alegre y musculado. Del tipo con el que cualquier mujer se acostaría para disfrutar de una larga noche donde no hace falta la conversación. Me dan asco.           Cuando salen del local me dispongo a seguirlos, pero sin ocultarme. El hombre se da cuenta y le murmura algo al oído a esa estúpida. Cuando se gira le sonrío, yo también sé seducir. Puedo decir que mi figura no es demasiado distinta a la de ese hombre, ...

El ladrón de almas

Por Daniel Rubio   El ladrón de almas           Román entró en la habitación dispuesto a terminar con el sufrimiento que había comenzado hace un año con la pérdida de su esposa. La oscuridad del cuarto parecía querer arrancarle el alma de cuajo, pues tras esa oscuridad todavía podía oler su perfume. E incluso si cerraba los ojos, era capaz de escuchar cómo lo llamaba. Si acariciaba el aire polvoriento, notaba su piel en un breve arrebato de magia conocedora de lo imposible. Román ocultó su dolor y agonía en noches tórridas con sabor a whisky y mujeres de amor fácil.            No hizo amago por encender la luz, conocía demasiado bien esa habitación y con la escasa luz que se colaba por el umbral era suficiente. Abrió el armario tanteando entre las perchas hasta que un sonido plastificado delató que había encontrado lo que buscaba. Con sumo cuidado, extendió una por una las prend...

Un regalo para mi madre

Por Daniel Rubio Un regalo para mi madre Cuando era joven, me parecía que era la madre más hermosa que se podía tener. Tenía unos labios preciosos a pesar de su escasez, pues a duras penas se podían ver, a no ser que se los untara en rojo; grandes ojos negros, con un brillo perdido por el exceso, y una larga melena negra, que parecía un retazo de seda compuesto de hilos sueltos y finos.             En parte, quiero darle las gracias por no haberme dado la oportunidad de conocer a mi padre, que seguro disfruta de su familia sin acordarse de mí. Por él, tengo hermanos a los que no conozco, aunque tampoco me hace ilusión conocerlos, pues no creo que ellos me hayan buscado. Y esto lo digo por una pequeña experiencia en mis tiempos de orfanato.             No le daré nunca las gracias por las ocasiones en que la he pillado pinchándose, fumando en base o con el mono; pero sí le daré las gracia...