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Mostrando entradas de junio, 2011

El destello de un recuerdo, parte III

Por Daniel Rubio El destello de un recuerdo, parte III   El recuerdo que te embiste en la noche es el más peligroso. En ese momento eres vulnerable y tu subconsciente se deja llevar deliberadamente. Tú lo sabes, pero no puedes hacer nada por salir de ese bucle. A la mañana siguiente, la vivienda despertó en silencio y entre escasa luz polvorienta. Además, olía a alcohol y prácticamente todo el suelo estaba pegajoso. David y Gema apostaban sus cromos sentados en el suelo de la entrada mientras Francisco gimoteaba en la cuna, abandonada en mitad del comedor porque, seguramente, aquella noche no les dejó dormir bien. Jorge, quien el día anterior miraba el montón de billetes inflamado por la mezquindad, despertó en el sillón del comedor y, con pasos torpes y los ojos extenuados por la resaca, se dirigió hacia la habitación donde debía de estar durmiendo el Tomate. —¡Me cago en tos sus muertos! Salió a toda prisa y repentinamente despejado. Cuando volvió a pasar por donde jugaban l

El destello de un recuerdo, parte II

  Por Daniel Rubio El destello de un recuerdo, parte II Cuando un recuerdo te asalta, es imposible zafarse de él. Es como si una fuerza invisible te atase de pies y manos y te obligase a vivirlo una vez más… Habían pasado varias semanas desde el anterior incidente. Juan ya no salía a su trabajo fingido, es más, lo desarrollaba en casa. David se quedaba embobado, viendo cómo trazaban líneas en un callejero de Valencia y escuchando las teorías que exponía Juan. - Esta calle es dirección prohibida, por lo tanto, es por ahí por donde iremos en cuanto salgamos del banco. Así tendrán más complicaciones si pretenden seguirnos. Los dos hombres que lo acompañaban atendían sus palabras y asentían dándole la razón. Sobre todo uno. Éste tenía el pelo largo y la cara inflamada en un fuerte tono rojo que le daba un aspecto juvenil y era el causante de que le llamaran, Tomate. Y cuando hablaba, lo hacía con calma y sus gestos, fuera de contraste, eran afeminados. En cuanto terminaron, Juan ofreci

El destello de un recuerdo, parte I

Por Daniel Rubio El destello de un recuerdo, parte I Es extraña la sensación que produce un recuerdo. Esa que te embarga y te traslada a un estado de ausencia cuando llega. Esa que hace que en esos momentos estés en cuerpo y alma sumido en el recuerdo y que, de algún modo, una vez más, parece ser real. Sobre las siete de la tarde, sonó el timbre del piso donde vivían David, Francisco y Gema con su abuela, en la Avenida de la Malvarrosa. Fue esta quién abrió. No se lo esperaba, pero aún así, la dejó entrar en el piso. Era Natalia, la madre de los tres niños. La abuela la miró de arriba abajo. Parecía haber engordado y su pelo, que en otras ocasiones se asemejaba a una manta grasienta, estaba impoluto, perfectamente peinado y recogido con una diadema que le confería un aire de inocencia y dulzura. La abuela y Natalia se encerraron en una de las habitaciones que había en el largo pasillo y discutieron durante un largo rato. Mientras, David y Gema pegaban sus orejas contra la pared par